Autor: PlanC
Como parte de nuestro espacio #PereiraTambiénCrea, nuevamente los invitamos a conocer y disfrutar de algunas de las obras representativas de las letras pereiranas. En esta ocasión, un poemario publicado a principios de este año por José Manuel Jaramillo Arcila con prólogo del también poeta pereirano Leonardo Fabio Marín.
En el caso de estos poemas, a veces también el poema es la única luz en la oscuridad de los abismos y la nada, primero estuve deambulando por los textos de las primeras páginas, que resultan algo así como una especie de danza medieval por la ciudad del poeta, por las calles de la tarde. Encontré pues, que en sus versos relata, con metáforas preciosas, ciertas insinuaciones del sentimiento, de las ideas y tal vez, opiniones que como monólogos pausados y serios, llegan a la estrofa: Sigue bailando por favor/para que seamos quiméricos/algo bestias algo pérfidos/al fin y al cabo se han entumecido/nuestras intentonas instintivas/No vistas lucidez, no te hagas…
Respecto a ciertas aseveraciones sobre los poemas, Octavio Paz afirma que: “todos los tiempos tocados por la poesía se vuelven presentes”. Y José Manuel hace de su escritura un presente continuo a los ojos y a los sentimientos que despierta en el lector. Estos versos se van volviendo en un instante literario, un pequeño estallido de esperanza y de oportunidad. Así que el poeta, andariego de caminos y ensoñaciones, hace de la palabra un rito mágico y nos da las notas precisas para entonar esa música escrita.
Luego fui a los versos que configuran una mirada a lo sentimientos más profundos del escritor y recordé a Sábato cuando sostiene que: “… mi narrativa se propone el examen de los dilemas últimos de la condición humana: la soledad y la muerte, la esperanza o la desesperación, la búsqueda de lo absoluto…”. En esa perspectiva, los poemas de Jaramillo Arcila, desembocan en una búsqueda de sentidos y significados: por este universo desolado, desconsolado/ Qué hay en tu pensamiento/ Que te pinta inútilmente/y desenfoca… Enteramente sumido en la reflexión cósmica para saber de hecho real que: ¡no hay verdugo más/eterno y tierno/que este desencanto!
Y, después de recorrer ese universo de metáforas augustas, pude culminar con la lectura de unos versos del poeta que cierran su texto y dan al libro un matiz fugaz o casi eterno, en varios modos, sublime. “Mucho tiempo anduve detrás de estos poemas”, me dicen que dijo José Manuel algún día en uno de los cafés de la ciudad, donde es muy común verlo sentado leyendo y releyendo sus apuntes literarios. Aspecto fascinante, si nos salimos de esa idea de la poesía como inspiración, porque para el poeta esto va más allá, sumarle a la inspiración mucho de búsqueda, mucho de bregar, mucho de reescribir hasta lograr el poema. Así que, como primera conclusión, estos versos son una plácida sumatoria de inspiración, conocimiento, amor por el arte, por la poesía, por la ciudad y sus recodos, por su historia y, ante todo, búsqueda del hecho, auscultamiento en el pasado para confrontar esos datos que al final se vuelven poema deleitable.
Ríe conmigo, fantasma vestido de fina escarcha… Eso quiere el poeta, eso quiere la poesía, eso busca el poema, cerrar en lo absoluto, las puertas al olvido que somos. De nuevo un pedido, el deseo más sublime, la palabra hecha fuego: la poesía nos salva de la hecatombe, del adiós. La poesía es presencia. Abstracción. El poema es en todo sentido, fuego que hierve, hierve, hierve. He insinuado que el libro es una danza medieval por la ciudad el poeta, por las calles de la tarde. Así que, a medida que transcurre su lectura, vemos cómo van apareciendo grandes pinceladas hechas metáforas, imágenes, figuras literarias. La poesía de este libro es en sí misma, conclusión. La poesía en estos versos vuelve a ser memoria.
Esta poesía, por sus entramados líricos, por su atmósfera del tiempo, por sus diálogos precisos y sus rostros insinuantes, es un pedazo amado de esperanza en el terrible abismo de los días y las horas de nuestra historia íntima y personal, y se va volviendo un carrusel de voces que con precisión histriónica nos permite un paseo fastuoso y exuberante, un ir y venir por la vida, por los mares, las calles, los puertos, las vitrinas, los bares. Nos permite ver los ojos de la mujer deseada y escrita, su boca, sus manos, los brazos y esos besos di – versos. Nos permite saber otros mundos, otras nostalgias, otras verdades, otras palabras. Y al final, entrecruzados y nostálgicos, nos deja estos versos, antes de encender las luces de nuestra habitación a oscuras.
Sino de fantasma
que juega juega y juega
a ser fantasma vivo
a huir del ánfora y la arena
esa es la alcancía donde
todos queman incienso.
Leonardo Fabio Marín, del prólogo.
Di – versos y besos
José Manuel Jaramillo Arcila
Poesía
2020
Pereira
Independiente
Páginas: 74
Poema uno para ti
Bástame la soledad para quererte
y abrazarte como se abraza el sol desde la
playa,
y tu imagen que se ha impregnado
en todo lo que habitas
Siento esto nuevo como tú
Como si las emociones anduvieran en rebelión
y mi pasión se desdoblara en el silencio
y mis ilusiones se resintieran.
Qué amor tan platónico y estúpido hay veces
como si no creyera en las esperanzas
o los sentimientos de crecer, los augurios,
todo eso que tienes tan tuyo
y tan de todo mundo.
Vaya idiotez de soñarte con un beso
pero sobre todo en la mitad
de la espera.
Caminante
Camina caminante que hay un solo
camino clareado, que desaparece
camina que estoy muerto de la vista
y del cansancio
con la vista sin pies de las hormigas
mis amigas formidas, las hormigas
mis amigas, las tortugas
y el asfalto selvático
Quién pondrá los pies en la espesura
Que no corre ¡oh agua espuria!
camino de sed y de agonía
camino de tropiezo o de salida
Esta ocasión de pensar y discurrir
de regresar, de recrearte o de volver
de saber que el farol
es pertrecho de luna nueva
y transparencias iris de plumas
Es mío tu afanoso albergue
el miedo prístino se entona por todo.
Pero todo eres tú, y yo tu espacio
que quiere solaparse en otro esteta
con el hielo que fustiga el florecer
al otro claro de luna
Te lavas el polvo recogido
subes al corcel ¡bendecido rostro!
te mueres un ratito y he de latir por ti
cual suspiro atrapado en la rendija
y vas a sonreír de nuevo
en aquel húmedo confidente
vagancia tupida en terciopelo.
Mi apuro
Ya no alienta mi esperma en tu piel
se ha evaporado cuando
desentonamos aquel bolero
¡Ay prisionera sinfonía!
Agoniza mi agotada avidez
¡Oh amado sismo!, por sorprenderte
acabo de quemar la vieja espiga
El viejo enigma del horno transitando
manso en tu vientre
juego sin vientre
que un día cualquiera
provocó la esperma
para que lluevan algún día
rocíos que nos dejen dormir.
Desencanto
De qué sirve tu boca
sin su abanico – aliento
sin el chasquear de mis visiones
De qué sirve tu boca
si no es frondosa
si no es como una
noche sin misterios
De qué me sirve
contemplarte toda
si a la cumbre subes y divides
para vencer mis caderas
Logramos sonrojarnos
desde el lecho césped humedecido
¡Oh aguas llenas!
esta prisión de cenicienta
con trozos de juventud y
cabellos de ángeles rizados
entran a la penumbra
Declaro a partir de ti, querida,
de tu menuda figura
que tu verdadera miel
aborrachándose
habrá de regresar
¡no hay verdugo más
Eterno y tierno
que este desencanto!
Después de ti
“Tu negrura satisface
tu imaginación lo mismo”
Te he visto otra vez, logré no palidecer
estos espejismos e ilusiones sin cartel
me emborracharon
pero conservé las llaves de la puerta
pude ver el color de mi corbata
que me ahorcaba y derretía en su revuelo
tuve la cena servida, hecha la cama
y el techo además sedujo
el pleno invierno
Antes o después de todo
estuviste en chispas
de leño ardiendo
Átomo intruso, letras de fuego
al son de las volteretas te entregabas
y yo bajé del trono, de la zarpa tuya
¡bello placer reconectado!
Debes conmemorar este recuerdo
que las volteretas también
son eternas, son la
efervescencia de amar
sin precauciones.
Esos ojos
Vuelven tus ojos a su madriguera
para abrirse al nuevo rol
perfume vaporizador
del presente y del pasado
del futuro y una que ora predicción
Se han cansado al reaparecer la noche
de activar hormonas y derretir el miedo
Al amanecer, sin embargo existen
otras cosas, las mismas cosas
que suenan a puro albedrío
Ojos que no pueden hablar
ojos que no pueden ver
corazón cuasi – derretido.
Fantasma
Ríe conmigo fantasma vestido
de fina escarcha
resistido entre las sombras
desde los carnavalescos temores
traslucidos atisbos no más
las lozas quiebran
rezos furibundos vehementes
foca ronca del deshielo
jugo de soplo y de vapor
Escápate rápido y renueva
hueles a caserón, hueles a ruina
de pasos, rocíate y descansa
para que descanse igual el apagón
cuida tu pálida sombra ramplas de ayer
adonde bajan y suben tus quimeras
grita, eres mudo, grita tu silencio
abarca los desteñidos cueros
con profunda devoción
mira el espejo del después mañana
vibra al interior de los respiros
Ven acá fantasma de energía
no flotes más dentro las pinturas
ven y despierta bocina de aretes
arrópame arteramente
hierve hierve hierve
Sino de fantasma
que juega juega y juega
a ser fantasma vivo
a huir del ánfora y la arena
esa es la alcancía donde
todos queman incienso.
El autor
José Manuel Jaramillo Arcila Escritor pereirano egresado de la Universidad Tecnológica de Pereira y director del periódico Idea Libre. Ha publicado los siguientes libros: Siete pecados sin plata (1990), Últimos personajes típicos de Pereira (2006), Historia de la música en Pereira (2009) y Di – versos y besos (2020).
Para contactar al autor:
Josemanuel12017calle16@gmail.com