Por Milena Duque | La indecente
La masturbación es el ABC del empoderamiento sexual y del conocimiento propio. Soy una convencida de que nosotras necesitamos muchos orgasmos y atención, por algo tenemos más de 8.000 terminaciones nerviosas en el clítoris, el doble de las que tiene un pene. Por lo tanto, no debemos estar prestando la vagina sin preocuparnos por los orgasmos y los cuidados, que bien merecido sí tenemos.
Descubra cómo liberarse del tabú y no fracasar en el intento.
En mi generación la masturbación femenina era un tabú completo, recuerdo que a mis 20 tocaron el tema en un auto y ninguna de mis amigas quiso hablarlo; obviamente fui una cobarde porque también me quedé callada, pero me convertí en una defensora porque conozco los beneficios físicos y mentales que proporciona, además de lo práctico que puede resultar en la tarea del autoconocimiento.
Hablar de masturbación era difícil, mientras que los hombres nombraban el tema para hacer chistes, las mujeres lo evitábamos para no poner el placer en evidencia. Soy una convencida de que nosotras necesitamos muchos orgasmos y atención, por algo tenemos más de 8.000 terminaciones nerviosas en el clítoris, el doble de las que tiene un pene. Incluso creo que nuestra vida no puede estar supeditada a traer niños al mundo, formar una familia y encargarse de todo, menos de nosotras mismas. Pero, además, pienso que no debemos estar prestando la vagina sin preocuparnos por los orgasmos y los cuidados, que bien merecido sí tenemos.
Todas las mujeres comenzamos la masturbación en etapas diferentes, algunas empiezan de niñas frotando sus genitales a través de la ropa, o incluso rozando algunas superficies de forma inconsciente. Otras como yo, recordamos algún suceso, o imaginamos la presencia de alguien que nos atrae para entrar en materia. Otras irán directo al grano y preferirán la penetración. Lo importante acá es darse el gusto y concentrarse, soltar la ansiedad y tener un espacio para estar cómodas y seguras, incluso tiempo para darse un masaje.
Personalmente me entristece cuando una mujer dice que no disfruta masturbarse porque siento que está transmitiendo la responsabilidad del orgasmo a su pareja. Entonces la pregunta sería ¿cómo exigir orgasmos, si no puedes conseguirlos por tu propia cuenta? Uno de los motivos radica en que a las mujeres no se nos educa para el placer y diversos factores como la religión, la sociedad y el patriarcado se convierten en una carga para la correcta apropiación del cuerpo, sumado a la falta de educación, el pudor, o incluso el miedo a lo desconocido, que juegan como factores determinantes a la hora de masturbarnos.
Lo importante es que no hay nada más valioso que amarnos y conocernos a profundidad porque de ahí nace el verdadero empoderamiento, es decir, cuando no hay una masturbación y acercamiento con el cuerpo, en mis deseos y mis anhelos siempre faltará una conexión que en algunas personas puede traducirse en imposibilidad para lograr el orgasmo. Sumado a eso, el clítoris no es un órgano fácil de estimular y menos cuando no hay experiencia, pero se aprende a dominar con el tiempo, ya que asegura orgasmos por penetración incluso mucho más fuertes y duraderos a través de su estimulación.
Una vez te animes y estés relajada, será más fácil ir por un orgasmo, ya que la masturbación es el ABC del empoderamiento sexual y del conocimiento propio, por eso existen dos formas sencillas de hacerlo, lubricando y bordeando el clítoris con saliva o lubricante a base de agua, o masajeando de forma circular con un poco de presión. Esas técnicas lograrán que los músculos de la vagina se empiecen a tensionar, hasta sentir contracciones y cosquilleo por todo el cuerpo y lograr el orgasmo, lo importante es aprovechar que nuestro cuerpo es una herramienta de placer por eso hay que tocarlo, explorarlo y abandonar cualquier sentimiento de vergüenza.
Estimular los puntos adecuados te permitirás hallar más rápido la forma de lograr el tan buscado orgasmo.
¡Mucha suerte!
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