Juan Eduardo Ángel
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‘Les Degeneres’ es un proyecto de performance y arte queer que surgió en 2019 desde la escuela de Artes Vivas de la Secretaría de Cultura de Pereira. Una búsqueda de transformación constante, de romper con lo cotidiano.
Incomodan a su paso, pero también refrescan las miradas de los transeúntes desprevenidos que terminan por celebrar la posibilidad de lo nuevo, de lo diferente, de lo inclasificable.
No hay mayor rebeldía que la del cuerpo y no hay forma más efectiva de hacer prisionero a alguien que a través del mismo. Es allí donde entran Les Degeneres como colectiva, rasgando una realidad impuesta. Ante todo, transgrediendo las estructuras patriarcales de una sociedad que no entiende la experiencia que surge de la relación entre el mundo y el cuerpo; y que de esta relación surge una comunión que se da más allá de las normas, una comunión que transforma ese mundo heredado.
El cuerpo es imposición. Hablo de la materia, de estar desde lo físico; nadie eligió su forma o contexto en este mundo. No hay elección, recibimos un mundo, somos arrojados a unas normas y condiciones ya establecidas, heredamos una cultura y con ella unas costumbres que determinan nuestro comportamiento.
Actos y personajes del performance ‘Holísticamente Degeneradas’ de Les Degeneres, en El Tortazo de la UTP.
Fotografías por Andrés Marín
El albedrío es tan solo un camino determinado por siglos de tradición. Cuando despertamos para sentir nuestro cuerpo o para entender a través de los sentidos lo que somos, ya tenemos un cuerpo moldeado por otros.
Les Degeneres nacen en Pereira, una ciudad que históricamente se ha arriesgado con empresas y propuestas que muchos consideraron extrañas en su tiempo. Tener la primera planta de telecomunicaciones del país o instalar un Bolívar desnudo en el centro de la ciudad, son algunos de esos ejemplos. O yendo más allá, cabe la pena mencionar a ese grupo de jóvenes que en las décadas de los sesenta y setenta puso muy incómoda a la comunidad conservadora del país con su performance satánico liderado por el poeta pereirano Héctor Escobar Gutiérrez, considerado el Papa Negro.
El cuerpo es imposición. El albedrío es tan solo un camino determinado por siglos de tradición. No hay elección, recibimos un mundo, somos arrojados a unas normas y condiciones ya establecidas.
Por eso no es raro que muchos años después haya surgido este proyecto de las artes vivas en nuestra ciudad; un lugar que ha sabido determinar y mantener una ruta que le permite a muchos de sus habitantes hacer resistencia, crear y construirse a la par de miradas e ideas arriesgadas, como las de esta colectiva subversiva y rebelde.
Les Degeneres es una propuesta que surgió como resultado de una convocatoria hecha en 2019 desde la escuela de Artes Vivas de la Secretaría de Cultura de Pereira. El artista Camilo Altocacifilico realizó un laboratorio de creación en performance llamado Degenerando El Género, dirigido a cualquier persona que quisiera explorar y crear desde su cuerpo una versión o alteridad de su propia existencia, de su presencia en el mundo.
La propuesta debía terminar una vez el laboratorio cumpliera con su objetivo, pero la necesidad de crear y la fuerza del grupo que se conformó hizo que apenas fuera el comienzo. Entendieron que debían seguir, y así surge Les Degeneres.
Y con el paso del tiempo han ido ganando presencia en el movimiento artístico de la ciudad desde su puesta en escena a través del performance, donde transgreden incluso las convenciones del mundo drag queen. Por lo regular, allí no es común ver que una mujer sea quien se vista de su opuesto, pero Les Degeneres al buscar ir más allá del género permiten que la “trepada” – denominación que se utiliza para la transformación o surgimiento de la alteridad y que en un principio hace alusión al hecho de ponerse los tacones – sea un acto para potenciar lo estético, sin importar identidad o género alguno.
Actos y personajes del performance ‘Holísticamente Degeneradas’ de Les Degeneres, en El Tortazo de la UTP.
Fotografías por Andrés Marín
Una de las características de este colectivo es la posibilidad de transformación constante, de romper con lo cotidiano. En los diferentes espacios donde se han presentado (Casa de la cultura de Marsella, El Galpón y El Tortazo en la UTP, Sala Estrecha) su propuesta ha incomodado, pero también ha refrescado las miradas de los transeúntes desprevenidos que terminan por celebrar la posibilidad de lo nuevo, de lo diferente, de lo inclasificable.
En sus integrantes se reconoce la apropiación de un discurso construido colectivamente con igual nivel de jerarquía, y que está calando en la mirada de cada uno de nosotros desde la propuesta estética; cuestionando la percepción que tenemos sobre lo bello, lo femenino y lo masculino.
Les Degeneres expresan desde el mundo que les atraviesa, pero transforman y devuelven ese mundo en cada una de sus obras. De manera empalagosa, estrafalaria, transgresora y subversiva. Tal parece que en esta colectiva entendieron que ese mundo heredado, dado e impuesto también es determinado por nuestra presencia en el mismo, donde hay una relación de creador-creado.
El aporte de Les Degeneres al mundo se dará a través de la liberación del cuerpo, de darle a ese cuerpo la rebeldía para elegir su propio camino, para que pueda ser rescatado de la predeterminación cultural binaria, misógina y machista.
Quien está atado a este mundo nunca podrá mostrarse verdaderamente libre.
Quien alguna vez fue nombrado, es preso de la palabra que le dio forma.
¿Cuál libertad si nunca fuimos libres de modelarnos?
¿Cuál libertad si somos presos del reflejo?
La lucha por la autonomía del cuerpo (siendo el arte históricamente un medio para sugerir, transgredir y mover fichas bajo la mesa) es una de las luchas más arduas de nuestra época contemporánea, la cual se da en diferentes escenarios y de múltiples maneras por muchos artistas.
El escritor y artista plástico Pedro Lemebel en Chile, y el performer y activista LGBTQ+ José Pérez Ocaña en España, han sido representativos en las luchas y resistencias asumidas desde el cuerpo en su búsqueda de otra versión, de una subversión.
Lucha que no es nueva, pues se ha dado desde otras latitudes por el escritor y artista plástico Pedro Lemebel (en Chile) y por el performer y activista LGBTQ+ José Pérez Ocaña (en España), quienes durante las dictaduras en sus respectivos países hicieron resistencia para permitirle al cuerpo ser y transformarse una y otra vez. Y desde la libertad exigida, el arte se manifestó desde ese cuerpo y fue rebeldía; en búsqueda de otra versión, de una subversión.
Estos dos artistas sirven como puente al momento de comprender las luchas que también desde el arte dan Les Degeneres. Y si bien, nadie puede vivir en carne propia el dolor y la lucha que llevan a cabo los otros cuerpos, me atrevería a decir que ese dolor y esa lucha que asumieron en su momento Lemebel y Pérez Ocaña abonaron un camino que ahora recorren Les Degeneres.
Siendo otra época, y sin decir que la lucha es menos dura para las nuevas generaciones, estos debates sobre la libertad del cuerpo se dan cuando se otorga el honor y el lugar a las acciones arriesgadas y al sacrificio del cuerpo de los artistas mencionados y de otros tantos más. Son destacables estos dos casos ya que ellos, desde lo voluntario en el caso de Lemebel, y desde lo accidental en el caso de Pérez Ocaña, sufrieron físicamente y dejaron en sus cuerpos la marca y la huella de sus propias luchas y transformaciones.
A través de las declaraciones de Les Degeneres en diferentes medios, uno comprende que la discusión con respecto al cuerpo ha trascendido el hecho de cómo nos asumimos o con cuál de los dos géneros nos identificamos. Es también una búsqueda de identidades más plásticas, sin necesidad de que haya un cuestionamiento del género o de lo sexual, permitiéndole al cuerpo hacer una exploración que transgrede los límites impuestos desde lo cultural y lo social
Actos y personajes del performance ‘Holísticamente Degeneradas’ de Les Degeneres, en El Tortazo de la UTP.
Fotografías por Andrés Marín
Estas propuestas responden a fenómenos históricos, aparecen en épocas donde las luchas por abolir la represión se han dado a través de diferentes frentes. La abolición de la esclavitud, la igualdad en los derechos de las mujeres, la liberación sexual en los años sesenta han tenido como referente el cuerpo.
Son además luchas que se han dado con un objetivo claro: la libertad de hacer y expresar desde el mismo cuerpo cómo se nos ocurra o sintamos, combatiendo de frente las predeterminaciones impuestas desde una moral manipulada.
Estas luchas se dan para mover las fibras del establecimiento y del sistema; son luchas que cuestionan y transforman desde el arte.